Fuente: Ferato |
Según la Sociedad Española de Medicina General, un 12% de las mujeres se ven afectadas por este trastorno, debido, entre otros factores, a una educación sexual restrictiva o a la influencia social, puesto que la sexualidad sigue siendo actualmente un tema tabú.
En este post intentaremos ayudar a detectar este problema atendiendo a sus síntomas y expondremos las posibles soluciones.
¿Cómo saber si sufro vaginismo?
Frustración, culpabilidad, depresión, ansiedad, baja autoestima e incluso evitar tener contactos sexuales y muestras de cariño con la pareja son algunos de los síntomas que padecen las mujeres que sufren vaginismo.¿Por qué se produce?
El vaginismo puede deberse a :A) Causas físicas, como:
- Himen rígido
- Endometriosis
- Tumores pélvicos
- Hemorroides
- Inflamación de la pelvis
B) Causas psicológicas
- Haber sufrido violación, abusos o agresiones
- Una autoimagen corporal negativa
- Factores de salud mental, como ansiedad o depresión
- Haber tenido experiencias sexuales y/o ginecológicas previas negativas
Posibles soluciones
A continuación, expondremos posibles soluciones ante esta disfunción femenina:
1. EDUCACIÓN SEXUAL
Teniendo en cuenta que en muchos de los casos de vaginismo las personas que lo sufren han vivido experiencias traumáticas o han tenido una educación muy represiva con la sexualidad, la explicación de los procesos considerados normales dentro de las relaciones sexuales es una herramienta útil.
La comprensión y explicación de su situación y de los tratamientos a aplicar también puede resultar un gran alivio para las mujeres con este problema.
La manera más eficaz de superar esta ansiedad es la exposición a la situación temida. Dicha exposición ha de hacerse de manera gradual, con objetivo de reconocer y superar el miedo paso a paso.
Así, se puede empezar por la propia autoobservación visual y continuando con la exploración táctil de la zona genital, hasta llegar a la realización del acto sexual.
Uno de los tratamientos más común en el vaginismo es la realización de técnicas de control de los músculos pélvicos, aprendiendo a contraerlos y relajarlos, aumentando el tono muscular y el control de la zona pélvica. Son los conocidos ejercicios de Kegel.
De este modo además la paciente puede tener una mayor sensación de control y emprender la actividad sexual con mayor seguridad.
Fuente: Pinterest |
El uso de estos instrumentos, aplicados de una forma graduada, permite ir disminuyendo el miedo y la ansiedad ante la penetración, a la vez que se fortalece la musculatura pélvica.
5. INVOLUCRACIÓN CON LA PAREJA
Es necesario que la persona con quien se mantengan las relaciones sea consciente del problema y reciba algún tipo de asesoramiento de cómo afrontar la situación y ayudar a la mujer que sufre este problema.
La recomendación más apropiada es “esforzarse, pero nunca forzarse”.
Para saber más, consulte los siguientes enlaces:
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